Redacción.
Testimonio de Pilar Cubillos:
CAMPUS DE PROFUNDIZACIÓN CIENTÍFICA EN SORIA (2019)
Todo empezó un día en el que me levanté, cerré la maleta y me encaminé junto a Pilar a tierras sorianas, sin muchas expectativas de diversión. Pero lo que no sabía es que me esperaba una experiencia alucinante. Recuerdo que llegamos de las primeras a la residencia y nos repartieron las habitaciones, y empezamos a conocer a los monitores y las 5 chicas que ya estaban allí, paseamos por toda la residencia, deshicimos las maletas, y cada vez que entraba alguien por la puerta nos dirigíamos allí para su bienvenida. Aquello era alucinante, éramos 40 de los mejores alumnos y futuros grandes científicos de España, allí reunidos, en Soria. Desde canarios, gallegos, oscenses, gaditanos, sevillanos… allí había de todo, y todos aprendíamos de todos; recuerdo que me encantaba enseñarles valenciano porque era muy gracioso.
Bueno, los días avanzaban inmersos en prácticas de laboratorio, sesiones de informática, sesiones teóricas… aquello era un sueño. Hice numerosas reacciones químicas, entre ellas un cohete con una chuche. Calculé el grosor de un pelo con un láser, la velocidad de la luz con queso y un microondas, el tamaño perfecto de las latas, o la acidez y el PH de algunos vegetales, construí un invernadero de madera, imprimí un llavero 3D, fui a Numancia a investigar piedras, vimos la fauna y la flora de la Laguna Negra o el Cañón del Río Lobos… Aquello fue alucinante, desde los despertares con aquella canción de “Voy camino Soria…”, las clases en el instituto, los paseos por aquella acogedora Soria, los viajes en bus o aquellas míticas excursiones. Una de las cosas que más me gustó fue poder observar los planetas y estrellas desde un observatorio y asistir a una charla de astrofísica en Borobia, estuvimos desde las seis de la tarde hasta las tres de la mañana hablando del Universo, incluso en el bus de vuelta cuando casi eran las 4 de la mañana y estaban todos medio dormidos, yo y otros 3 frikis del Universo nos quedamos conspirando sobre la vida allá fuera. Pero una de las mejores cosas que me llevé, aparte de la idea de que la ciencia ya era parte de mi vida, fueron las amistades; cogí tanto cariño a tanta gente que la despedida fue un mar de lágrimas, lo bonito es que aun hoy seguimos hablando y preguntándonos por todo. Y eso es alucinante, porque sé que cuando necesite hablar de por qué Plutón no es un planeta, o el final del Universo, tendré a esos científicos que, como yo, nos comenzamos a formar para descubrir el formidable mundo de la ciencia.
CAMPUS CIENTÍFICOS CCV (BADAJOZ) 2019
Así fue que dos semanas más tarde de aquella alucinante aventura en Soria, me dirigía a Badajoz, me cruzaba media España, para asistir al campus científico de verano, concretamente al proyecto de “Ciencias Forenses en Criminología”. Llegué de las últimas y me tocó la última habitación de aquella residencia universitaria, la verdad es que andaba un poco perdida, pero donde vi el mogollón de casi 30 personas riéndose sin cesar, me dirigí, me presenté y me uní a sus carcajadas.
Elegí este proyecto puesto que me gustaría estudiar Medicina y era de los que más se asemejaba a ello, y el que se hacía en la Universidad de Medicina de Badajoz. Allí aprendí muchísimo, las partes del cuerpo vértebra por vértebra, trabajé con un cadáver tal y como hacen en las prácticas en la universidad, vi cómo funciona todo eso de la genética en relación con la criminología. Y a parte de ello, asistí a un juicio en directo y a la policía científica de Badajoz, donde nos enseñaron todo el proceso de captación y rastreo del acusado. También nos llevaron al calabozo y aquello sí que dio un poco más de miedo.
Cierto es que yo pertenecía a este proyecto pero, de los 30 reunidos allí, había también del proyecto de matemáticas, de agroalimentación, o del agua y la química. Y aquello era muy enriquecedor, pues unos enseñábamos a los otros, aquello que habíamos aprendido.
Tener contacto con profesores universitarios, con gente de todos lados, con apasionados por la ciencia como yo, fue una gran experiencia. Pero lo mejor es que de aquellos 30, 7 éramos de la Comunitat Valenciana y a día de hoy seguimos quedando y hablando de nuestro futuro como ansiosos científicos.