En la mañana del lunes 28 de febrero, el colegio se ha reunido en el patio en un gesto por la paz, en el que ha participado alumnado desde 4° de primaria a Bachillerato, profesorado y personal de administración y servicios.
Redacción.
El gesto ha consistido en diversos discursos y oraciones por la paz en todo el mundo, así como una representación de la palabra PAZ en tres carteles, junto con tres velas, sostenido todo por alumnado del colegio.
El gesto ha comenzado con la introducción de alumnado de primaria y secundaria: «Hoy nos reunimos como comunidad educativo-pastoral, como familia. Para tener un momento de oración ante los acontecimientos que se están viviendo en Ucrania y en otras guerras que existen en el mundo.
Este quiere ser un momento para poner en manos de Dios esta situación que nos preocupa, pero también queremos que sea un momento para poner de manifiesto todo aquello que pensamos y creemos ante la realidad de la guerra, y gritar al mundo que queremos la paz».
Durante el gesto, se ha guardado un minuto de silencio por todas aquellas personas que están sufriendo las consecuencias de las guerras. A todas estas personas hemos dirigido nuestra oración y hemos pedido por la paz y el final de todas las guerras.
LLAMAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO DEL DOMINGO 27 DE FEBRERO
En estos días hemos sido turbados por algo trágico: la guerra. Numerosas veces hemos rezado para que no se emprendiera este camino. No dejemos de orar, es más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra.
Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses de parte y de poder. Confía en la lógica que separa y divide a través de las armas, que es la más alejada de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que en todo conflicto es -la gente común- la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra. Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en las mamás que huyen con sus niños… Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos.
Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania -y no olvidemos la guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…-, repito: ¡que callen las armas! Dios está con los trabajadores de la paz, no con quien emplea la violencia. Porque quien ama la paz, «rechaza la guerra como instrumento (…) de resolución de los conflictos internacionales».
Desde aquí decimos:
¡NO A LA GUERRA!
¡QUEREMOS PAZ!
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